«En el amar de Siempre» es un álbum de canciones de tipo religioso, de carácter intimista. No sólo he puesto el acento en las cosas que he creído, a quién he creído, sino a la gente que he amado. Cuando uno elige amar también elije a Dios y quiere vivir en su presencia, en su morada.

Esta es la razón de su título. Me sitúo en el amor de siempre, en aquel amor en que me he situado ante Dios. Lo tuve claro, «en el amar» de siempre tenía que ser su primera canción. Todo lo que veo, siento y espero de Dios existen en mis días finales entre dos amores; uno es el amor de fe que nace de cuanto uno  es capaz de creer en esta vida sobre Dios, y con esa fe, expresar la verdad que uno ha ido adquiriendo con el paso del tiempo. La contemplación dominicana se nutre de la vida, del estudio y de Dios, ésta no puede dejar a un lado el lenguaje de la caridad. El silencio es el marco en que se dearrolla el tiempo y la eternidad propuesta por Dios quien nos da su aliento para una vida renovada. El estribillo de la canción se va repitiendo como esa melodía que nos introduce en el misterio de amor, que alaba y bendice a Dios en cada momento del día.

La vida de Dios relacionada en diálogo con el hombre se realiza en un encuentreo total. Aunque sea el silencio lo que acompañe a este diálogo eterno, amque la vida del hombre resulte caduca, existe algo que lo alimenta para la eternidad, el sí confiado del hombre a Dios. Es como el sí de María al proyecto de Dios, el mismo sí lleno de obediencia de Jesús de Nazaret, que lo llevó al extremo de la muerte. Son las vidas abiertas al diálogo eterno. Porque fueron eternizadas por el amor y la alegría, vidas que rebosan en sacrificio, la hermosura de vivir desde la fe y lealtad con Dios.

«Vendremos a él y pondremos allí nuestra morada». Dios ha establecido entre nosotros su morada, allí donde habita nuestro corazón de amor y fe, allí está Dios. El el  habitar se desarrolla el calor del hogar, el la esperanza, el amor y el camino de la vida se hace con el amor más llevadero. Por eso, nuestras moradas son cálidas. Muchos hombres niegan a Dios y en la historia de la hiumanidad lo han matado de mil maneras diferentes.

Vivimos una fe débil, que se muestra confusa en nuestra sociedad. Se necesitan corazones fieles y leales, que  no alberguen el miedo a creer. De ahí la cuarta propuesta de este ámbum: «libres por vivir». El creer y  la esperanza van unidos siempre a la libertad. La libertad ha de ser aquella virtud que repare nuestros miedos, y  haga del coraje su insignia más veledera para mostrar siempre nuestra vida de fe y esperanza.

La 5ª POPUESTA de este álbum se desarrolla entre Vida y Silencios. Los silencios en la vida se requieren tanto como en una sinfonía perfecta. No hay música sin silencios porque en ellos apreciamos la melodía. La vida requiere de sus silencios para apreciarla mejor. En la oración se muestran esos silencios que nos abrazan con la ternura de Dios, invaden la vida como la luz del día. Existen también silencios cobardes que no quieren aforntar la vida tal y como llega. Nos asusta el presente cargado de dolor. Esos silencios se manifiestan en ausencias, porque los miedos alertan para sobrevivir.

Dos opciones ante el miedo se presentan en las dos canciones siguientes: «Saber de ti» y el «Padre nuestro». En la primera canción nos situamos en la fe que compartimos, donde adquirimos las certezas de la vida y de Dios. Lo que podemos conocer de ambos. La noticia del resucitado fue una propuesta del  perdón para todos, derramada en amor. De ahí que el «Padre nuestro» venga a nuestra memoria. Nos lo enseñó Jesús, cuando los discípulos le pedían que les enseñase a orar. En esta propuesta podemos centrarnos en lo que significa dejarlo todo a la voluntad del Padre, y cómo nuestro perdón se alimenta del amor de Cristo en la Cruz.

«La ruta del alma», como propuesta 8 del álbum, Nos sitúa en la fe de quien camina y se dispone a habitar la vida con Dios. La ruta del alma pone en la presencia de Dios su corzón, acepta el desafío del amor y del cuidado de Dios, y asume todo tipo de limitación que la vida le impogna. Lo verdaderamente importante es cómo vivir con fe y valentía toda situación de adversidad.

Ser errante, nos muestra cómo la verdad de Dios puede caminar en silencio sin que nadie la contemple por miedo, o por el temor de su inmensidad. El miedo al fracaso, confunde cada opción de vida ante la verdad de Dios. Podemos situarnos en la fe, y en la recepción de la Palabra de Dios y su alimento de Salvación. Todo es un comienzo confiado y esperando ante la respuesta de Dios.

«Y Dios contigo cantando», quizás reulte algo blasfemo, pero quiero imaginarme a un Dios que se divierte, que canta, ríe y ora con nosotros expresando las bendiciones de la vida. Ya la vida tiene demasiados sufrimientos para quitale vida a la eternidad. Siempre será una manera de concebir a Dios desde este mundo. Su vida será otra cosa.