ETAPAS DE LA VIDA
Sé que la vida no es lineal. Pero a pesar de lo vivido recientemente con mi salud, siento que ésta es un etapa especial. En ella reconozco la alegría que antes no sentía. Una alegría que brota de dentro. Que no me permite descansar, que me saca de mis comodidades y que requiere de mí mucha atención.
Quizá sea porque se me había olvidado reír, y ahora que he encontrado motivos y razones para hacerlo, no quiero dejarla marchar como un errante. Siento que he de aprovechar cada instante. Y a veces, esos instantes vienen en la noche, sin tener preparado el acieto de bodas.
Todo este tiempo me he ido preparando para encontarme con el Padre-Dios., pero aún no ha llegado mi hora. De alguna manera, eso que dice San Pablo, la fuerza se realiza en la debilidad haya en mí un acierto. Quizás sea Dios quien se esté riendo de mí, cuando observo que las fuerzas no me llegan, pero es entonces cuando me viene un ímpetu tal, que parece que la vida se me devuelve con hálito renovado. Aunque la fuerzas no vengan como antes, interiormente me siento fuerte, capaz de renovarme y capaz de seguir a su lado por toda la eternidad.
He conocido personas que han enfermado de cáncer después que yo y ya se han ido. Me pregunto por qué quien queda soy yo. ¿Qué misión hay? Durante un tiempo expresaba en mi oración a Dios que no me llevara antes que mi madre, ahora es una oración que se ha desvanecido. No tanto por mi preocupación, sino porque en mi debilidad parece que quien se va antes seré yo, pero nadie lo puede asegurar. Lo que sentí hace un mes, ya no lo siento y lo que me sobreviene es la de poder expresar la alegría. Algo que está sucediendo. No sé cuál es el motivo, pero parece que Dios tiene a bien conceder todo cuanto le pido.
Fr. Alexis González de León, o,p,