OTOÑO DECRECIENTE

10.11.2024

Un día oscuro y lluvioso se ha presentado en esta mañana. Me aventuré a un pequeño paseo. Pero a la mitad se puso a llover. Algo que no esperaba. Me sentía con fuerzas para caminar una distancia corta. A la mitad, tuve que ser rescatado por un hermano de comunidad. Las fuerzas se desvanecieron y las piernas me temblaban. 

No quiero pensar cómo será el invierno, tan próximo al caer. Tendré que ejercitar piernas y brazos para andar al menos por dentro de la iglesia. 

Quiero trascender el tiempo y el espacio, quiero no tener que depender de otros. No  cabe otra que aceptarlo. Si las fiuerzas no llegan a las piernas tendré que ejercitarlas para que lleguen algo maás lejos. Hoy lo que es un paseo habitual en mí. Una vuelta a la manzana, se convirtió en algo extraordinario. Y como tal, he tendio que esperar a que me recogieran en la calle.

Me apetece cantar, pero no ecuentro la letra. Hoy parece que no estoy centrado. A ver, si hago coincidir las fuerzas por el ímpetud. 

No conozco San Vicente de la Barquera, presenta un paisaje oscuro, pero lleno de verdor y frescura. Algo de lo que necesito hoy para no dormirme ante el ordenador. Es un tema pendiente, conocer esa parte de España. 

En ocasiones siento que hay mucha fuerza dentro de mí, pero que no sé gestionar.  De ahí, que cometa osadías respecto a las exucrsiones matinales, con la clara convicción, de que sí podré llegar a recorrer la distancia que recorre cualquier ser humano ante sus convicciones.

Quizás mañana haya otra suerte.


Fr. Alexis González de León, o,p,