Los invito a cantar conmigo esta canción que he compuesto nada más llegar a casa para quitarme las malas vibraciones de encima.
Pertinaz vida,
cuyo ímpetu se resiste al descanso eterno,
pertinaz aliento
que la fe alimenta cada mañana.
He dejarme conducir hasta tu morada
Y confiar,
y confiar.
Cuando el cansancio abate sus alas,
Y las fuerzas se cohíben en su libertad
Cada instante se vuelve desafío
Los bríos se opacan tras los cristales
rotos.
Hoy tengo más vitalidad que vida,
más existencia que historia,
más fe que expectativas,
pero sigo vivo,
latiendo con un corazón nuevo.
Pertinaz vida,
cuyo ímpetu se resiste al descanso eterno,
pertinaz aliento
que la fe alimenta cada mañana.
He dejarme conducir hasta tu morada
Y confiar,
y confiar.
Camino entre razones de amor,
entre esperanzas y alegrías,
confiado entre la cruz y la vida
que renueva los pasos dirigidos hacia ti,
Señor.
Se podrá quebrar la vida,
Romper el aire,
Callar el mar,
Pero mi voz no podrán callarla
Los mirlos del ocaso.
Pertinaz vida,
cuyo ímpetu se resiste al descanso eterno,
pertinaz aliento
que la fe alimenta cada mañana.
He dejarme conducir hasta tu morada
Y confiar,
y confiar.
FR. ALEXIS GONZÁLEZ DE LEÓN, o.p.