UN VÁSTAGO LEGÍTIMO DE JUSTICIA

30.11.2024

I DOMIGGO DE ADVIENTO


El tiempo se ha echado encima, ya está aquí. Dios ha suscitado un vástago en la casa de David que  hará justicia y derecho en la tierra. Jerusalén vivirá tranquila. Lo llamarán así: «el Señor es nuestra justicia».

Dios ha cumplido su promesa en Jesús, que significa «Dios salva». Sobre la tierra se verán signos llenos de prodigios. Por eso, se nos invita a que alcemos nuestra mirada y nuestros corazones a Dios. De pie, como hombres y mujeres libres. Pero, tal libertad puede embotar nuestra capacidad de decisión, de admiración y de contemplación. Podemos vivir desde la insensatez de la embriaguez, otras veces nos llenamos de soberbia y queremos ocupar el lugar de Dios. En ocasiones, nos convertimos en jueces de la historia.  

Hemos de vivir de otra manera, despiertos sabiendo esperar y encajar los acontecimientos de la vida con la esperanza de que Dios nos salvará. Despiertos, no dormidos y aletargados ante lo que ha de venir. Podemos perder el tren, y no ser capaces de comprender y contemplar lo que ha de venir; podemos perder, también, nuestra capacidad de ser testigos de la vida y su experiencia.

No es una espera pasiva, indiferente; cuando faltan las inquietudes falta también nuestra capacidad de sorprendernos. La esperanza pues requiere de una actitud comprometida con el presente y el futuro, con lo que ya se va a manifestar, y vendrá hasta nosotros. Dios viene, establecerá su morada entre los hombres, y convertirá lo escabroso en llano. Prepara el camino para el encuentro del Señor. Sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.


Fr. Alexis González de León, o.p.